"El ardor del salitre en los ojos suma la ofensa al castigo que te inflige la tormenta interminable. El recuerdo de los incontables navíos que se han hecho trizas contra la erizada costa está fresco en tu mente. En ese momento, un relámpago cruza el cielo e ilumina fugazmente el denso bosque que te rodea. La intensa fragancia de los pinos y la tierra húmeda se ve mancillada por la nauseabunda dulzura de un tenue olor a descomposición, y, en la distancia, un millar de ojos relucientes transmiten una clara advertencia: si la locura de la Isla Cuenca Gris no acaba contigo, lo harán las feroces bestias que la habitan.".
La Isla Cuenca Gris fue vista por primera vez como una zona añadida al Acto V en el parche 2.4.0 de Diablo III. Accesible solo desde el modo aventura.
Lore[editar | editar código]
Abundan muchos mitos acerca de la Isla, que van desde sus supuestos grandes tesoros hasta un gran mal que se dice que asola la isla. Los pocos hechos que se conocen han sido transmitidos por ermitaños enloquecidos, magos dementes y susurros de Demonios.
A muchas millas de la costa de Westmarch se encuentra un lugar que para muchos es poco más que una leyenda. Aislada de los otros reinos avanzados de Santuario, la Isla Cuenca Gris fue antaño el centro de una gran civilización. Con frecuencia sucede que, en lugares apartados como este, las obras del hombre progresan a velocidad pasmosa, y esto fue precisamente lo que sucedió allí. Sus ciudadanos se consagraron al servicio de una criatura misteriosa y (como suele suceder en Santuario) totalmente malvada. Por razones que aún hoy se desconocen, esta civilización tan sofisticada se desmoronó sin dejar tras de sí más que ruina, caos y una maldición imperecedera.
Civilización Avanzada
Debido a los peligrosos mares que lo envuelven, la civilización de Isla Cuenca Gris se desarrolló de forma aislada. A menudo, estas civilizaciones aisladas crecen y avanzan a un ritmo increíble, y Cuenca Gris no fue diferente. En el caso de la Isla, debido a su aislamiento, no tuvo que gastar recursos en defensa. Aislada del resto de las civilizaciones desarrolladas de Santuario, Cuenca Gris se convirtió en el centro de un gran imperio. Sin embargo, aunque disfrutó de los beneficios del aislamiento, también tuvo que lidiar con el costo del aislamiento filosófico. Ideas que de otro modo podrían haber sido cuestionadas se desarrollaron dentro de su cultura. Una nueva religión se apoderó, y como parte de esta nueva fe, sus ciudadanos dedicaron su causa a un ser misterioso y, como suele ser el caso en Santuario, completamente malvado. Todo lo que se sabía de este ser era que este individuo era mujer, y estaba dentro de la civilización de la Isla desde sus inicios. Las teorías han variado que esta mujer era un nephalem, un mago o simplemente un humano muy carismático que logró prolongar su existencia. Incluso se ha sugerido que no hubo un solo individuo, sino una multitud de individuos que asumieron la misma identidad de la misma figura. Pero por razones desconocidas, esta sociedad avanzada colapsó, dejando atrás la ruina, el caos y una persistente maldición. La Isla entró en una edad oscura de la que nunca se recuperó. El papel de esta figura del mito también era un misterio. La isla se consideró maldita desde entonces, y pocas personas se atrevieron a aventurarse allí, y expuestos a la maldad de la Isla, perecieron o se envolvieron en la locura.
A lo largo de los años, los aventureros curiosos vislumbrarían esta tierra a lo lejos, aunque muchos presumían que era una ilusión, tal vez incluso una trampa ideada por los muchos males que habitaban el mundo. Algunos se encontraron en la isla sin elección, como marineros, piratas, etc. Otros, que encontraron insaciable su curiosidad, intentaron viajar y explorar la tierra, soñando con fama o riqueza. En cambio, cada viaje terminó en tragedia, ya que aquellos lo suficientemente tontos como para perseguir este mito nunca volverían a ser vistos. La mayoría murió en las costas de la isla, y los pocos que llegaron tierra adentro no sobrevivieron mucho. Este misterio le dio a Cuenca Gris un aura misteriosa, y numerosos mitos crecieron a lo largo de los años.
Misterio Resuelto
"No creía en las leyendas, ¡pero son todas ciertas! Esta isla, te corrompe las entrañas. Nunca deberíamos haber venido...".
Quentin Sharpe
En algún momento después de la derrota de Malthael, los Nephalem acabaron encontrando la Isla. Indagando por la zona se encontraron con tomos, los cuales hacían referencia a una demonio llamada Nereza. El joven sacerdote Rayeld, también conocido como El Hombre Enloquecido, intentó expulsarla de la Isla, pero lo logró en parte: mientras que el cuerpo de la demonio fue destruido, el mal se apoderó de la tierra, convirtiéndola en un lugar oscuro infestado de criaturas. Rayeld trató de contener el mal y mantener al resto del mundo a salvo de la corrupción de Nereza. Para ello realizó rituales y barreras hasta finalmente perder la cordura, atrapado solo en aquel lugar.
Diablo III[editar | editar código]
La Isla Cuenca Gris es exclusivo del modo aventura y existe fuera de la historia principal de Diablo III. La zona cuenta con siete eventos, varios tomos de lore que cuentan la historia de la isla y nuevos monstruos.
Se puede acceder a la zona a través de un Trasportador.
Monstruos[editar | editar código]
- Cazador Primitivo
- Espectro de los Bosques
- Baluarte de Madera Salvaje
- Espalda Plateada
- Madre de la Colmena
- Amputador
- Quebrantahuesos
- Espíritu Descontrolado
- Alma Naufragada
- Rondadora Tóxica
- Cría de Prole (Caverna del Superviviente)
Los siguientes monstruos se encuentran en una mazmorra llamada Cueva de las Mareas, ubicada dentro de la Isla.
Únicos
- Hombre Enloquecido
- Madre del Cubil Enloquecida
- Senahde (Caverna de las Mareas)
- Hed Monh Ton
- Fharzula (Torre Antigua)
- Lupino