Malic, Sumo Sacerdote de la Orden de Mefis, era el sirviente más de confianza del Primus. Se puede decir que Malic fue uno de los sirvientes humanos más poderosos de los Demonios Mayores, siendo descrito como un sacerdote oscuro y siniestro.
LORE[editar | editar código]
Malic se unió a la Tríade como un simple acólito, pero se abrió camino en las filas de la orden gracias a su dedicación, perseverancia y asesinato ocasional de sus rivales. Pronto se convirtió en uno de los servidores de mayor confianza de Lucion, incluso apodado como su favorito.
Aunque Malic probablemente sabía más sobre los oscuros secretos de la Tríade que cualquier otro mortal, sus creencias todavía no eran del todo ciertas. Lucion llevó a Malic a creer que eran los Tres quienes habían creado Santuario y, a través de ello, toda la vida. Sin embargo, fueron traicionados por Inarius, a quien pensaban que era su aliado, expulsando como consecuencia a los Tres. La Tríade simplemente estaba tratando de devolver a los Tres al lugar que les correspondía. Malic, obsesionado con una sed de poder, entendió que, como recompensa por su servicio, ejercería poderes inimaginables incluso para los Clanes de Magos de Kehjan.
Malic trató de capturar a Uldyssian después de que sus poderes fueron aumentados por Lucion. Sin embargo, fracasó debido a la presencia inesperada de la demonio Lilith quien, disfrazada de la mujer noble Lylia, le prestó sus poderes a Uldyssian, permitiéndole vencer a los demonios convocados y Guardianes de la Paz con facilidad.
Sin embargo, a Malic se le concedió una segunda oportunidad; esta vez Lucion transformó el brazo del sumo sacerdote en un miembro de demonio. Le hizo creer que era un arma pero la extremidad del demonio era en realidad su último recurso: Una forma de quitar el disfraz de Lilith, revelando su verdadera forma a Uldyssian. Esta vez, Malic recibió ayuda extra, ya que esta vez le dieron un grupo de Morlu a su servicio.
Para no ser detectados se disfrazaron de ciudadanos notables de Partha, para así tenderle una emboscada a Uldyssian. No obstante, cuando lo atacaron en nocturnidad a él y sus amigos fueron derrotados al enfrentarse a Lilith. La demonio se las arregló para utilizar el mismo brazo demoníaco, que le dio Lucion a Malic, para utilizarlo en su contra; Malic fue desollado vivo, lo que vino a ser una muerte rápida.
Mucho más tarde su espíritu fue convocado de sus cenizas por Mendeln, quien ató al espíritu dentro de uno de los huesos restantes de Malic. El espíritu de Malic sirvió como guía para Uldyssian durante su viaje a través del laberinto debajo del gran Templo de la Tríade, justo antes del enfrentamiento final con Lilith. Sin embargo, este no fue el final de Malic. Justo antes de que Uldyssian se enfrentara a Lilith, Malic convenció al granjero de que arrojara su hueso a la oscuridad, apuñalando a un desafortunado sacerdote llamado Durram en la frente. Esto no solo mató al sacerdote, sino que también permitió que el espíritu vil de Malic poseyera su cuerpo.
Después de la destrucción del templo, Malic se comprometió a localizar al único responsable de su muerte: Uldyssian. Mientras corría por la jungla, su espíritu comenzó a quemar el cuerpo del anfitrión, ya que el anfitrión rechazó la maldad de su espíritu. Malic decidió que el único cuerpo lo suficientemente fuerte para contener su espíritu sería el de Uldyssian.
En su búsqueda para obtener el cuerpo de Uldyssian, Malic dejó un rastro de muertos ya que su espíritu necesitaba constantemente nuevas naves para habitar. Aunque el acto de poseer a una persona fue más rápido con cada intento, los cuerpos comenzaron a quemarse a un ritmo más acelerado. Se formaban lesiones negras en todo el cuerpo, hasta que finalmente se convertían en cáscaras carbonizadas. En su desesperación, Malic hizo un pacto tanto con el mismísimo Diablo como con el renegado Inarius. Malic logró poseer a Amolia, una hechicera de alto rango que trabajaba para el Consejo de Clanes, lo que le permitió asesinar a todo el consejo y culpar a Uldyssian del acto. Cuando este complot finalmente fracasó, Inarius permitió que Malic poseyera a uno de sus servidores más confiables, Oris. Bajo esa apariencia, Malic lideró la batalla final entre las fuerzas de la Catedral de la Luz y el ejército de Edyrem.
En la batalla final, Malic poseyó el cuerpo de Jonas, uno de los capitanes del ejército de Uldyssian. A través de Jonas, Malic intentó poseer a Mendeln, lo que a su vez le permitiría acercarse a su objetivo: Uldyssian. Pero los planes de Malic se vieron finalmente frustrados cuando el no-muerto Achilios intervino, salvando a Mendeln. Mendeln luego logró expulsar el espíritu de Malic, desterrando para siempre al Sumo Sacerdote a la otra vida.