El Triuno fue uno de los dos cultos líderes en Santuario durante muchos cientos de años, previo a los eventos de Diablo 1 (el otro era la Catedral de la Luz). Aunque parecía una secta pacífica, era de hecho la avanzada de los poderes de los Infiernos Ardientes en Santuario. El Triuno protagoniza la trilogía Sin War de Richard A. Knaak.
El Triuno tuvo templos en diversos asentamientos grandes, principalmente en las regiones orientales de Santuario. Cada templo estaba subordinado al principal que se encontraba en Kehjan. El Triuno consistía en tres cultos menores, cada uno estaba consagrado a uno de los tres espíritus guía del Triuno, que eran en realidad los alter-egos de los tres Males Fundamentales, y todos ellos estaban controlados por el Prior, el lider del culto. Los tres espíritus guía fueron nombrados por los Males Fundamentales, y fueron titulados exactamente con los aspectos opuestos a los mismos. Los iniciados no sospechaban que estaban siendo engañados por semejantes espíritus guía, gradualmente sus corazones se volvían más oscuros a medida que se iniciaban en las auténticas enseñanzas del Triuno, y de los espíritus a los que servían.
Estos tres espíritus guía eran:
- Dialon, espíritu de la Determinación. Estaba representado por un carnero con cuernos. Sus acólitos servían a Diablo, el Señor del Terror.
- Bala, espíritu de la Creación. Bala estaba representado por una hoja. Sus acólitos servían a Baal, Señor de la Destrucción.
- Mefis, espíritu del Amor. Era representado por un círculo rojo, el emblema Kehjaní del corazón. Sus acólitos servían a Mephisto, Señor del Odio.
Cada orden estaba dirigida por un alto sacerdote, que respondía directamente ante el Prior.
El Triuno cayó rápidamente tras la desaparición del Prior. Al final, con los efectos combinados de Uldyssian y sus compañeron Nephalem, el Triuno fue definitivamente destruido.