En menos de una semana saldrá la primera expansión de Diablo IV: Vessel of Hatred, y las expectativas están por las nubes. La llegada del espiritualista, la nueva zona de Nahantu, runas, mercenarios, y la continuación de la excelente campaña, Vessel of Hatred llega para darle una buena capa de pintura a Diablo IV y hacerlo casi irreconocible. Esto llegará junto al parche 2.0 y tras una interesantísima charla junto al fuego con más detalles de la temporada 6.
Este análisis no contendrá spoilers de la trama principal de la campaña, pero sí hablará de las nuevas mecánicas y cómo funcionan. Si quieres saber más sobre Vessel of Hatred, ¡sigue leyendo!
La aventura continúa
Tras la derrota de Lilith y la captura de Mefisto en la piedra de alma, la historia nos llevará a la nueva zona de Nahantu, donde los bosques y los espiritualistas nos esperan. La nueva zona brilla con personalidad propia, desmarcándose lo suficiente de las 5 zonas originales, con nuevas familias de enemigos que nos sorprenderán, nuevos eventos, y mazmorras algo distintas a las habituales.
Recorrerse toda una nueva zona devuelve esa primera sensación de exploración que ya habíamos olvidado tras un año del juego base. Volver a zonas conocidas como los muelles de Kurast y Travincal le dan también un toque de nostalgia, aunque las cosas han cambiado o se han reorientado un poco para encajar mejor en el mundo abierto de Diablo IV. Mención especial a la banda sonora, que mantiene la enorme calidad del juego base, ¡qué atmósfera!
Jugar toda la campaña en dificultad Normal sin hacer ninguna misión secundaria ni las misiones de mercenarios o de otras actividades os costará unas 6 horas.
Hacia la infraciudad
Una de las actividades endgame nuevas de Vessel of Hatred es la Infraciudad de Kurast. Una mazmorra temporizada similar al Foso pero con una vuelta de tuerca que la hace mucho más interesante y divertida.
Esta mazmorra empieza con un límite de tiempo, si llega a cero, pierdes. Sin embargo, los élites que matas por el camino y algunas estructuras aumentan este temporizador para que puedas continuar más lejos. El objetivo principal es conseguir armonización activando balizas y matando ciertos enemigos. La armonización puede llegar a acumularse hasta 4 niveles, y, como siempre, cuanto más nivel, mejores recompensas.
La infraciudad siempre tiene 3 pisos, y llegar al final del último piso nos llevará a la sala del jefe final, ya sin tiempo límite. Estos jefes son, además, nuevos y con mecánicas más detalladas que los jefes habituales de mazmorra o foso.
Además, tenemos a nuestro alcance unos Tributos que podrán cambiar un poco cada incursión, similares a los sigilos de mazmorras. Pero lo más interesante es que podremos elegir qué recompensas tendremos al finalizar la partida.
Este modo endgame promete ser una muy buena forma de apuntar a ciertos rasgos legendarios y objetos ancestrales, a la vez que dan objetivos bastante divertidos y con mucha rejugabilidad.
Colaborando que es gerundio
La otra gran apuesta de Vessel of Hatred para el endgame es la primera actividad colaborativa en un juego de Diablo: La ciudadela oscura. Un asalto o raid en toda regla que requerirá de más maña que fuerza para completarla. Está diseñada con cuatro jugadores en mente, aunque se podrá hacer con 2 y 3 también, lo que incrementará la dificultad.
Entender las mecánicas de cada zona y jefe podrá llevar varios intentos, pero, una vez entendido cómo funciona, debería ser más sencillo de completar. Aún así, lo más probable es que requiera mucha coordinación y el uso de micrófono para tener éxito.
Sin entrar en muchos detalles (creemos que es mejor que los descubráis por vosotros mismos), hay 3 zonas distintas, con mecánicas únicas en cada una de las zonas. Las recompensas serán mayores al completar ciertos objetivos secundarios. Al final, conseguiremos una cantidad de monedas de la ciudadela que se pueden usar para comprar materiales, alijos de objetos y también cosméticos exclusivos de la ciudadela.
Completar las 3 alas cada semana dará un alijo especial con recompensas bastante potentes así que habrá que pasarse por allí cada semana como mínimo.
¡Reclutamos!
Por último, tenemos el sistema de mercenarios en el que podremos contratar a uno de cuatro mercenarios para que nos acompañe en nuestra aventura en solitario. De los mercenarios ya hemos hablado largo y tendido pero merece la pena destacar a Subo, el arquero, que nos marcará en el mapa la localización de los enemigos, hierbas y otros materiales. Super útil cuando estamos farmeando las mareas infernales.
El uso de los mercenarios habrá que verlo a más alto nivel, pero aún queda la duda de si serán esenciales para ciertas builds o se quedarán como algo secundario. Tened en cuenta que sólo puedes llevar un mercenario con vosotros al jugar en solitario, aunque el mercenario de refuerzo (que lanza una habilidad en ciertas condiciones), estará siempre activo.
Jugar con ellos, tanto principal como de refuerzo, aumentará la afinidad y nos dará recompensas durante la temporada, así que será también una muy buena forma de ir consiguiendo objetos. Tened en cuenta que su afinidad se mantiene para todos los personajes del reino, buena noticia para los jugadores incondicional.
Y más…
No olvidemos las runas que, aunque ya se han podido probar en el PTR, deberán brillar con luz propia en Vessel of Hatred. No está claro aún qué lugar podrán ocupar y la mayoría de ellas siguen siendo poco útiles. Esperamos que los primeros parches arreglen muchos problemas con las runas porque, en este estado, no parece que vayan a hacerse un hueco en Diablo IV todavía.
Por otra parte, el espiritualista es una gozada. Una clase que es la versatilidad pura. Con estilos de juego bien diferenciados que se pueden mezclar a placer. ¡Aún hay mucho que aprender de esta nueva clase! Recomendado 100% empezar la expansión con un espiritualista porque, además, Nahantu es su tierra natal, así que muchos diálogos son especiales para esta clase.
Y, no nos olvidemos que, con la expansión, llega la temporada 6 desde el primer día. Esta temporada trae de vuelta a esos enemigos que tenían un portal en Diablo III en el Pandemónium. Podremos conseguir reputación y recompensas como en las últimas dos temporadas y además tendremos un curioso evento de mundo donde habrá que armarse hasta los dientes para derrotar a los caminantes y abrir un portal a un reino lleno de recompensas.
Amor y odio
Una cosa está clara, Vessel of Hatred (y el parche 2.0) lleva a Diablo IV en una dirección que no gustará a todo el mundo. Con más claros que oscuros, desde luego, pero con algunas notas que no terminan de cuajar.
No creemos que Vessel of Hatred vaya a ser tan importante como lo fue Lord of Destruction o Reaper of Souls para Diablo II y Diablo III respectivamente, pero tampoco lo intenta. Su contenido es mucho mayor que esas dos expansiones pero tendrá que demostrar que su propuesta sea lo suficiente para justificar su compra. Sabiendo que el parche 2.0 traerá muchos cambios para todas las clases, la decisión de hacerse con la primera expansión es algo más difícil.
Si te lo pasas bien jugando a Diablo IV hoy en día, Vessel of Hatred es una compra segura y con mucho valor. Si Diablo IV no te convence demasiado, quizá mejor esperar a ver cómo cuajan todas estas novedades o a las ofertas que hayan en el futuro.
En cualquier caso, ¡nos veremos en Nahantu el 8 de octubre!
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